La poetisa, novelista y perseguida política del régimen Ortega-Murillo, Gioconda Belli, lamentó que en su país «la libertad se haya convertido en una amenaza», en referencia a la sistemática represión dirigida por el Estado de Nicaragua, panorama que indicó se repite en Cuba, generando un desencanto por las revoluciones que se luchó en esas dos naciones.
«Nosotros (los nicaragüenses) salimos de la guerra contra Somoza, a la guerra contra la contrarrevolución y ahora se pierden las elecciones, pasan 16 años de gobiernos más o menos democráticos donde la gente aprendió el sentido de libertad, porque en la revolución no ofrecimos el verdadero sentido de la libertad (…) y en ese contexto hicimos cosas incorrectas como el Servicio Militar Patriótico, que llevaba a chavalos de 14 a 16 años que debían ir a pelear contra la contrarrevolución», reconoció.
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Esa dinámica, de acuerdo con Belli, la llevó a reflexionar sobre el «guion tan parecido que viven Nicaragua, Venezuela y Cuba». Ahora alejada del sandinismo y crítica del régimen de turno, al que señala de aplastar los ideales revolucionarios con el afán de perpetrarse en el poder y convertirse en una dictadura aún más cruel que la de Somoza, recordó las confiscaciones a medios de comunicación en el país como 100% Noticias y Confidencial, el encarcelamiento por segunda ocasión al periodista Miguel Mora, el asesinato del adolescente Álvaro Conrado y la persecución desmedida contra la familia Chamorro, hechos registrados en los últimos cuatro años tras el inicio de la rebelión de abril en 2018.
«Yo tuve que salir de Nicaragua porque escribía en mi Facebook, en las redes sociales y escribo artículos de opinión desde hace muchísimo tiempo muy críticos al gobierno de Daniel Ortega. Yo me salí del Frente Sandinista desde 1993 porque vi todas estas maniobras de (Daniel) Ortega para apropiarse del Frente Sandinista y dejó de representarme. Yo me metí al Frente Sandinista por Nicaragua y yo vi que este hombre (Ortega) está haciendo mal», subrayó.
Agregó las dificultades que representa padecer otro exilio. «Yo, a mi edad (73 años), estoy en otro exilio. A lo mejor y me muero sin poder regresar a Nicaragua y ya estuve en el exilio (radicó en México en 1976 con la dictadura de Somoza al frente de Nicaragua)», lamentó. Belli decidió no volver a Nicaragua tras la escalada represiva contra precandidatos presidenciales, activistas, periodistas, exdiplomáticos y hasta literatos.
Belli participó en un panel titulado América Latina y libertad de expresión: Retos actuales, donde la acompañó el actor y dramaturgo cubano Yunior García Aguilera. Los dos expusieron las similitudes entre las dictaduras de Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, regímenes que mantienen una opresión contra la ciudadanía.
En el evento, que se realizó este cinco de abril en Granada, España, la autora de «El país de las mujeres» relató la embestida desatada por Ortega previa a la «farsa electoral» de noviembre de 2021, que terminó con cerca de 40 opositores presos. «Ortega no quería que ninguno le hiciera la más mínima sombra, no quería darle chance a nadie de ganar las elecciones. Yo creo que él pensó que cualquiera que se presentara iba a ganar las elecciones», mencionó.
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Bajo esas premisas insistió en que el acoso, la vigilancia policial, el control de los Poderes del Estado y de las instituciones armadas, las amenazas con mensajes en las casas y el retiro de pasaportes son patrones que comparten las dictaduras de Ortega, Díaz-Canel y Maduro.
Patrón de acoso y amenazas
Yunior García, por su lado, recordó el «adoctrinamiento» que se vive en Cuba. «Nuestros libros de textos son milicianos que dicen que defenderán la revolución hasta las últimas consecuencias», apuntó, haciendo alusión en que los regímenes en la Isla culpan de la precariedad a «Estados Unidos, al capitalismo salvaje, al embargo» y así deslindan responsabilidades internas que estarían dirigidas al Estado.
El opositor y líder del Movimiento Archipiélago, uno de los que encabezó las protestas de 2021 contra Díaz-Canel, hizo hincapié en que la dictadura cubana apuesta a censurar a todos, incluidos artistas; lo que implica mantener a los adversarios al régimen presos en sus casas, sin acceso a internet, incomunicado y silenciados. Él sufrió parte de esa persecución y detención arbitraria.
«Tú vas a ir a la cárcel 27 años a más si te atreves a marchar», fue la amenaza que le hicieron llegar fiscales días antes de la convocatoria. Otra señal que recibió fue que a la puerta de su casa dejaron dos palomas decapitadas y con las paredes manchadas de sangre.
El propio día, cuando ya había decidido manifestarse en solitario de forma pacífica para no exponer a nadie, su casa amaneció rodeada por más de 300 personas, que asume eran policías vestidos de civil, que llegaron a insultarlo y a amenazarlo. «En este barrio no podrás volver a caminar con tranquilidad, ni tampoco tu familia», relató.
La realidad de Venezuela también comparte varios paralelismos con la de Nicaragua y Cuba. Según Amnistía Internacional, en el país suramericano persisten las campañas de estigmatización, hostigamiento contra periodistas y censura. Además, cada manifestación de la ciudadanía recibe ataques de policías, el Ejército o grupos armados progubernamentales.