Un día después de que el embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, denunciara las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que el régimen que él representaba viene cometiendo desde 2018, Daniel Ortega apresuró la destitución oficial del diplomático a través de una publicación en La Gaceta, diario oficial.
El propio 23 de marzo, Ortega y Rosario Murillo prefirieron guardar silencio sobre las acusaciones que su enviado hizo en su contra. La dictadura se limitó a publicar un escueto comunicado, a través de la Cancillería de la República, señalando que las declaraciones de McFields «no tienen validez» porque «no los representa».
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Según el acuerdo ministerial 50-2022 publicado en La Gaceta de este jueves, 24 de marzo, Daniel Ortega decidió dejar sin efecto el nombramiento a Arturo McFields Yescas, en el cargo de representante permanente con rango de embajador extraordinario y plenipotenciario ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En el artículo dos se destaca que «el acuerdo (de retirarle el cargo) surte sus efectos a partir del día veintitrés de marzo del año dos mil veintidós», con lo cual el régimen deja claro que el día en que McFields compareció ante la OEA aún era su representante ante ese organismo.
Arturo McFields había reemplazado a Luis Alvarado al frente de la misión permanente de Nicaragua de la OEA en octubre de 2021, apenas unos días antes que Ortega decidiera abandonar el organismo. En el acuerdo presidencial 183-2021 publicado en La Gaceta el miércoles, 27 de octubre de 2021, McFields quedaba en posesión de su nuevo cargo.
McFields fue designado agregado de prensa de la Embajada nicaragüense en Washington ocho años después, en 2011. En 2019 fue nombrado primer secretario de la misión permanente de la República de Nicaragua ante la OEA. Ese mismo año asumió el cargo de ministro consejero de la misión permanente de la República de Nicaragua ante la OEA.
El miércoles, Arturo McFields Yescas decidió dejar de «guardar silencio» y denunció ante el órgano regional al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo al que llamó «dictadura». McFields aprovechó la reunión del organismo para emitir una declaración de protesta con la que estaría apartándose del cargo.
Dijo que, aún con miedo, hablaría en nombre de «los presos políticos, personas que han perdido la vida desde 2018 y servidores públicos, civiles y militares, obligados a fingir, a llenar plazas y repetir consignas» para no perder su empleo. El diplomático, que asumió el alto cargo en octubre de 2021, también se sumó, en nombre de Nicaragua, a la condena de la invasión rusa a Ucrania.
McFields resaltó que el caso que más lo ha impactado es el de la lideresa de la Unidad Nacional Azul y Blanco Tamara Dávila, a quien el régimen le ha negado que vea a su hija de cinco años en los nueve meses que la ha recluido en prisión. El también periodista reveló que él solicitó a la dictadura que enviarán bajo arresto domiciliar a 20 presos políticos de la tercera edad, pero le contestaron que harían como que no escucharon esa petición.
Francisco Campbell, el nuevo embajador
En La Gaceta y renglón seguido a la destitución de McFields aparece el acuerdo presidencial 51-2022 con el cual Ortega nombra a Francisco Obadiah Campbell Hooker, en el puesto que ocupaba su anterior delegado. Con ello, asume que Campbell ahora será su representante en la OEA.
Desde el miércoles, la dictadura intentó poner distancia con McFields y afirmó que las declaraciones de su diplomático «no tienen validez» y atribuyó ese cargo a Francisco Campbell Hooker.