El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidió retirar a su embajador en España, Carlos Midence, por supuestas «presiones y amenazas injerencistas» de parte del gobierno de Pedro Sánchez. El analista político Róger Guevara Mena afirma que estos «roces diplomáticos» podrían tener consecuencias para los nicaragüenses.
«La imagen que se brinda del país es una Cancillería insegura, una Cancillería que no está clara de sus objetivos y esa incertidumbre eleva sospechas de los aliados de Nicaragua, sobre todo presume que hay acciones que no están de acuerdo al plano internacional y por eso se cambian a las personas por otras que sean de más confianza al partido o a las personas en el poder», manifestó el analista y exembajador del país centroamericano en la Unión Europea.
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Continuó añadiendo que los cambios o retiros de embajadores «afectan el plano político, social, económico y militar, pues la imagen que proyecta Nicaragua ante los demás países es incierta». Ante esto, afirma que la representación de Midence tendrá poca credibilidad en la comunidad internacional.
Según la Cancillería representada por Denis Moncada, Midence fue removido por ser víctima de «continuas presiones» y «amenazas» que calificó de «injerencistas» sobre el diplomático orteguista que ocupaba el cargo desde el 21 de septiembre de 2016. La dictadura asegura que esta situación hace «imposible el ejercicio de la labor diplomática» de Midence, aunque no explicó a qué actos intimidatorios se refiere.
Midence también es embajador extraordinario y plenipotenciario de Ortega y Murillo ante el Gobierno de la República Helénica, en calidad de concurrente con sede en la ciudad de Madrid, España.
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El 24 de febrero de 2022, la dictadura Ortega-Murillo se desató con insultos en contra del canciller de España, José Manuel Albares. A través de una nota «diplomática», el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua calificó de «insolentes, anacrónicas, desfasadas» las declaraciones Albares sobre lo crisis política de Nicaragua.
«Nicaragua no es colonia de nadie. No somos súbditos de la corona española. No aceptamos, por lo tanto, injerencia alguna de ese o de ningún país, en nuestros asuntos internos», señalaba el documento dirigido al representante de España en Managua.