El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio José Báez, que oficia desde el exilio, en su homilía de esta domingo, nueve de mayo, llamó a los políticos del país a demostrar el amor al prójimo con «mucha humildad y capacidad de sacrificio, con tal de lograr el mayor consenso en favor del bien común», a la vez que instó a los políticos a que en estos momentos cruciales que atraviesa el país, deben poner a prueba dones como «sabiduría, paciencia y mucha sensatez» porque «cuando está en juego el bien de la sociedad, no bastan las buenas intenciones ni las declaraciones de principio, ni los comunicados».
El Obispó Báez, una de las voces más críticas al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo dentro de la Iglesia Católica, dedicó la prédica al pasaje del Nuevo Testamento donde «Jesús hace a sus discípulos una confesión muy íntima acerca del amor: “Como el Padre me amó, así los he amado yo”, que está en el Libro de Juan, capítulo 15, versículo Nueve y desde esa lectura, el religioso apuntó hacia los políticos para enseñarles que «en la vida política el amor exige también mucha humildad y capacidad de sacrificio, con tal de lograr el mayor consenso en favor del bien común», al tiempo que les recordó tener en cuenta que deben «escuchar a quien piensa distinto, sin necesidad de descalificar o denigrar al adversario»
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Asimismo, recordó que ante los momentos apremiantes deben dejar a un lado simples expresiones de buenas intenciones y que no es suficiente con declaraciones de principio, ni los comunicados, sino que «hay que esforzarse por lograr efectivamente lo que la gente necesita para salir de su postración y de su dolor».
«En el corazón de nuestra fe está el amor, no una ley o una práctica religiosa. A través de Jesús, el amor del Padre ha llegado hasta nosotros. Creer es vivir con la profunda convicción de que somos amados por Dios, sintiéndonos acogidos por él, cuidados con su ternura y perdonados siempre incondicionalmente. Este sentimiento nos da seguridad y nos libra del miedo aún en medio de las mayores tormentas de la vida», predicó el obispo auxiliar.
En ese sentido, Monseñor Báez dijo que «lo verdaderamente esencial en la vida humana es el amor. Antes de ser personas religiosas y creyentes, somos seres humanos sedientos de amor. Con razón dice San Juan de la Cruz que “en fin, para este fin de amor fuimos creados” (Cántico 28,3). Somos peregrinos que vamos por la vida sedientos de amor y no alcanzamos la felicidad y la plenitud humana sino amando y siendo amados. Al hablarnos del amor, Jesús nos recuerda que lo que nos dice es para que su gozo esté en nosotros y nuestro gozo sea perfecto (cf. Jn 15,11). Tenemos que tomarnos en serio el amor, pues de él depende nuestra madurez psicológica, nuestro bienestar interior, nuestra salud física y, lo queramos o no, también del amor depende nuestra eternidad. La única vacuna contra la muerte es el amor».
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«Los cristianos estamos llamados a mantener vivo en el mundo el estilo del amor de Jesús, con toda su frescura e intensidad», dijo el obispo, que aprovechó el sermón para afirmar que «el amor cristiano tiene una dimensión social y política. Amamos, cuando diseñamos y organizamos la vida social en modo tal que nadie padezca miseria, que ninguna persona quede excluida, que se supriman los sufrimientos injustos y se respeten los derechos humanos. Por eso, es lamentable que haya líderes políticos que en cómodos salones se enfrascan en discusiones ideológicas y estrategias partidarias, mientras afuera hay un pueblo oprimido que anhela libertad y clama justicia, mientras hay presos políticos que sufren torturas y miles de exiliados pasando penurias», enseñóel líder católico.
En clara alusión a los grupos políticos que no logran ponerse de acuerdo para unirse de cara a las elecciones de noviembre próximo, les recordó que un elemento indispensable que no debe faltar en el amor es la amabilidad.
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«Los políticos cristianos no deberían olvidarse de la amabilidad a la hora de debatir y confrontarse, pues la amabilidad facilita la búsqueda de consensos y abre caminos donde la exasperación destruye todos los puentes. Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 15,12). Esta es la gran revelación que nos hace hoy Jesús. Si amamos, tomaremos decisiones correctas, no nos equivocaremos. Si amamos, nuestra vida no terminará», finalizó el Obispo.