Ha llamado la atención que dentro de la apretada agenda del nuevo embajador de Israel en Nicaragua, además de presentar sus copias de estilo al canciller Denis Moncada, sostuvo reuniones con el asesor presidencial de inversiones, el hijo de la pareja presidencial Laureano Ortega y el director ejecutivo de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), Ervin Barrera.
Oren Bar-El llegó al país procedente de Costa Rica donde tienen la sede de la embajada que también atiende a Nicaragua. En esta última nación solo tienen consulado y desde hace tres meses no había embajador tras el retiro del anterior al vencerse su periodo en el mes de septiembre.
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El diplomático además de reunirse con Daniel Ortega y el director de Enacal también lo hizo con el director del Consejo Nicaragüense de Ciencia y Tecnología (Conicyt), el general retirado Omar Halleslevens, y con un grupo de diputados del grupo llamado “Amigos de Israel” entre los que se destacan en una fotografía a todos ellos sonriendo sin usar mascarillas mientras el embajador sí la portaba.
Para algunos observadores de las relaciones diplomáticas que nos pidieron omitir sus nombres llama la atención la reunión del nuevo embajador con Ortega y Barrera a pocos meses que la Asamblea Nacional aprobó una ley de privatización del agua, casi coincidiendo que Wall Street consideró a este recurso como un producto de negociaciones en la bolsa de Nueva York.
Israel es en el mundo uno de los países que más ha desarrollado la tecnología en la producción de agua limpia. Según el Ministerio de Industria y Economía de ese país actualmente se recicla más del 75 % de sus aguas residuales municipales para el riego y se propuso una meta de 100% de reciclaje desde hace cuatro años y lo cual cumplió, de tal manera que toda la agricultura en Israel se basa en el agua pasada por tratamiento.
Si bien el agua reciclada se utiliza para el riego, es de calidad potable y contribuye a preservar el medio mediante la disminución de los daños ecológicos que pueden ser causados por aguas residuales no tratadas.
La economía israelí es considerada como una de las más desarrolladas y tiene experiencia en muchas áreas, siendo una de ellas la gestión del abastecimiento de agua en periodos de escasez.
Las exportaciones de la industria del agua de Israel se sitúan alrededor de 1.400 millones de dólares anuales y se relaciona con la exportación de productos para la agricultura, soluciones y tratamientos de manejo del agua, pero también incluye otras áreas.
Más de 600 empresas operan en este campo, incluyendo aproximadamente 100 empresas de nueva creación que se ocupan en una variedad de productos y tecnologías.
Israel tiene 9 millones de habitantes en 22 mil kilómetros cuadrados siendo uno de los países que más ha desarrollado la industria del agua en el mundo. Cuenta con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 43 mil dólares anuales y más de 60 mil millones de dólares en exportaciones.
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Según Ervin Barreda, le informó al embajador los avances alcanzados en temas de agua potable y alcantarillado sanitario, así como los proyectos para 2021, pero no le manifestó que en las principales regiones hay escasez durante el verano por falta de mantenimiento e inversiones y tampoco reveló a los medios si hay intención de inversionistas israelíes para la explotación de agua potable en Nicaragua.
En el mes de noviembre de 2020, la Asamblea Nacional aprobó una reforma a la Ley de Aguas y de acuerdo con el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) refleja “la voluntad del Gobierno de controlar, centralizar, politizar, y seguir instrumentalizando, conforme sus intereses partidarios, el quehacer público”.
La reforma “evidencia nuevamente la voracidad recaudatoria del Gobierno”, según el Cosep, debido al establecimiento de cobros y tarifas abiertos a la discrecionalidad. Igualmente, “el establecimiento y las modificaciones de los cánones por el uso y aprovechamiento de los recursos hídricos y vertidos”.
Llama la atención también el acercamiento de Israel con el régimen de Ortega a pesar que este ha aumentado su relación con Irán que es considerado un enemigo del primero, situación que ha empeorado en los últimos años.