Este no pretende ser un artículo de farándula. No es mi estilo. La muerte de Armando Manzanero nos dolió, pero no nos sorprendió porque a los 85 años cualquier persona puede morirse de un resfrió, una subida de presión, una arrechura, un dolor de oídos, o hasta de un uñero.
Pero realmente Manzanero pudo haber estado más tiempo con nosotros si se hubiera cuidado. Quince días antes de caer enfermo con Covid-19 estuvo en un homenaje, viajó por avión y quizás con mascarilla, saludó y participó con sus admiradores y admiradoras y en algún momento no rechazó si una de ellas le abrazó o estampó un beso en la mejilla.
Ese es el valor de la fama. Cuando la tienes se disfruta más de las compañías, el jolgorio, los aplausos y te eleva la vanidad que de alguna u otra manera a todos nos afecta, ya que más que un defecto, pareciera una cualidad.
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Antes de morir dijo a una de sus hijas «pónganse listas… recuerden que vivimos muy bien». ¡Y de qué sirve vivimos…. en tiempo pasado cuando pudo haber dicho que seguiremos viviendo muy bien!
Manzanero no solo llenó varias generaciones de música, canciones, recuerdos y en muchas ocasiones sus melodías fueron alimento de serenatas, versos, poemas, y hasta clonaciones tratando de conquistar alguna dama, recobrar lo perdido o mantener la que se tiene.
El autor de más de cuatrocientos composiciones estuviera aun con nosotros, a lo mejor cantando, hilvanando música y pensamientos, dorando con sus sentimientos el pentagrama del amor pero se fue porque no midió el peligro.
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México es uno de los países de América latina con mayor índice de Covid-19, debido a su ubicación geográfica, ahogada por un permanente ambiente de contaminación y descuido. Es una bomba de tiempo para cualquier persona, y más si tiene 85 años, que como Armando estuviera disfrutando de su fama sobre todo cuando en su hogar había una bella esposa y una hermosa familia que lo cuidaba y consentía.
Se murió antes de tiempo a pesar de sus leves padecimientos cardiacos y renales. Hay momentos en que se puede ir toda una vida quizás viendo llover por las tardes, jugueteando debajo de la misa, aprendiendo contigo, adorando, pareciendo que todo fue ayer para al final… dar la media vuelta….
Armando, estás en buenas manos y disculpa este escrito, pero no es Nada Personal.