Obviamente el primer termino aparece en el diccionario con sus múltiples sinónimos y podemos encontrar muchas acepciones. Los ejemplos abundan en sus diferentes facetas. En lo social, económico, académico, pero sobre todo en lo político, que en nuestra sociedad es lo que más se respira.
Recordamos algunas anécdotas de Somoza García cuando alguien manifestó públicamente, que antes de pronunciar su nombre se enjuagaría la boca con agua bendita y otro servil expresó que si fuera mujer le pariría un hijo.
En La Fiesta del Chivo, Vargas Llosa nos narra que en la dictadura de Trujillo algunos súbditos llegaban al extremo de ofrecerle a sus hijas, sobre todo si eran doncellas, como una especie de dote con tal de ganar algún favor del vejete tirano.
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Sobre la palabra sapocracia, no encontraremos nada en el diccionario de la RAE, pero sobran ejemplos en el mataburro criollo.
Sospecho que la combinación del batracio con el vocablo griego de “cracia”, pudiera ser algo así como ganar méritos mediante el servilismo más arrastrado, propio de aquellas personas cuyos escasos conocimientos quedaron engavetados en los rincones de las escuelas, si es que pasaron por ellas, y sus méritos se lograron mediante el número de marchas asistidas o la capacidad de observación, audición y divulgación sobre sus compañeros y lo que según ellas no favorecen al partido.
En tiempos de Somoza les calificaban con el ingrato nombre de “orejas”
Siento vergüenza ajena, o más bien una especie de tristeza, cuando en mi cotidiano y obligatorio recorrido por los medios digitales de los que están al lado equivocado, se publican fotos y vídeos de las múltiples reuniones, conferencias, foros y otros eventos virtuales donde los funcionarios del régimen detrás de un escritorio, colocan las banderas de Nicaragua y el partido de las cuatro letras.

Hace poco observé un espécimen máximo de la sapocracia que además de la bandera del partido apareció resguardado por las fotografías de la pareja presidencial!
Solo pensé , que dirán sus interlocutores dentro y fuera del país. Creo que ni en los tiempos de Kim Il Sung, el máximo líder de Corea del Norte, en el siglo pasado, se había visto.
Lo que me quedó claro, que del servilismo a la sapocracia solo hay un paso y ojalá que la sensatez de los que dieron el primero no salten al segundo… pobrecitos porque la historia los recordará y fotografiados.