Los excarcelados políticos de la dictadura de Daniel Ortega que pasaron por la Galería 300 del Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», describen con horror las condiciones de ese lugar, similares a una bóveda, donde solo caben dos personas en un reducido espacio que cuenta con dos camastros, un pequeño lavadero y un hoyo donde los reos hacen sus necesidades fisiológicas.
Las horas se hacen eternas en la Galería 300 de La Modelo, al punto que perdés la noción del tiempo, relatan los que han pasado por ese lugar. El profesor universitario y exreo del régimen, Ricardo Baltodano, tras cumplirse un año de su excarcelación, hace una descripción detallada de las famosas bóvedas de la muerte.
«´La 300´, son 150 celdas para 300 presos. Celdas de 2.2 metros de frente por 3.2 metros de fondo, incluye dos camastros, uno sobre otro, una pila para agua, un hoyo para pon pon, un diminuto lavadero. Dos ventanitas de 15 x 15 centímetros a una altura de dos metros, -esa altura de ventanas está prohibida por la ONU (Organización de Naciones Unidas)-. La puerta frontal es forrada con láminas de hierro, son semioscuras y el aire circula con dificultad, el calor casi siempre es tremendo. Son similares a las bóvedas funerarias todas de cemento», relata el profesor Baltodano.
El catedrático, quien pasó seis meses encerrado, señala que el trato en el sistema carcelario «es igual para todos», -reos políticos o comunes-, pero ser críticos del gobierno representa una mayor represalia dentro del penal. «Casi todos los meses no tuvimos derecho a sol», dice Baltodano, quien asegura que se les prohibió leer periódicos, escribir o salir al pasillo. Es más, no podían ni conversar con los reos comunes.
Noticia relacionada: CIDH extiende medidas cautelares al profesor y exreo político Ricardo Baltodano
«Los últimos meses salimos una hora a la semana, en dos salidas de media hora. Pésima atención médica para todos, hay presos que les han ido quitando la dentadura, a sus 30 o más años, porque solo los llevan para que se las saquen cuando ya no soportan el dolor. ! AQUÍ NO VALEMOS NADA repiten todos los presos», narra.
Por su parte, el excarcelado político y líder del Movimiento 19 de Abril de Masaya Yubrank Suazo, a quien también le tocó pasar siete meses en esa galería, describe que las condiciones en ese lugar «no son óptimas para una persona». Suazo recuerda que todo ese tiempo lo mantuvieron totalmente encerrado, las ventanas selladas, lo que dificultaba la ventilación.
Noticia relacionada: Piden a la Cruz Roja Internacional que intervenga por los presos políticos de Nicaragua
«Esto producía un calor sofocante, terrible y algunos de nosotros somos hipertensos crónicos y esto era algo que nos atormentaba y creaba dificultades en nuestra salud. Muchos de nosotros desarrollamos dentro de la prisión crisis hipertensiva. Incluso, no nos permitían el ingreso de medicamentos a muchos de nosotros. Son condiciones no óptimas para una persona. Tristemente más hermanos están sufriendo este calvario».
Los presos políticos de la masacre del 19 de julio
El profesor Baltodano recordó a los más de 86 reos de conciencia que aún permanecen secuestrados por la dictadura, entre ellos, también menciona a los primeros presos políticos que surgieron a raíz de la masacre perpetrada el 19 de julio de 2014.
«Ahí se encuentran como presos politicos: Carlos Bonilla (El Conejo), Kevin Solís, Jaime Navarrete, nueve del caso 19 de Julio del 2014: Eddy Antonio Gutiérrez Delgadillo, Walter Balmaceda Ruiz, Wilfredo Balmaceda Castrillo, Jairo Obando, Leonel Poveda, Rosendo Antonio Huerta, José Oliver Meza Raudez, Zacarias Cano Angulo, José Ricardo Cortes Dávila, Marvin Vargas (el Cachorro).
Baltodano, ahora fuera de ese lugar, intercede por la liberación de los ciudadanos que ahora sufren tratos crueles, inhumanos y degradantes. El régimen de Daniel Ortega mantiene encerrados a una buena parte de presos políticos. Recientemente hizó una excarcelación de más de dos mil reos comunes, en ninguno de los casos figuró un ciudadano opositor.
La condición inhumana que viven estos ciudadanos se hace más vulnerable ante la actual pandemia del COVID-19, donde varios de estos reos ya presentan algunos síntomas del virus y la dictadura le niega a brindarle asistencia médica.