La encuesta de enero 2020, de la consultora mexicana Mitofsky revela que el dictador Daniel Ortega continúa «aplazado» entre los mandatarios en América Latina y el Mundo. Pese a que dejó de estar en el top cinco de los presidentes con calificación roja, sólo el 27% de los nicaragüenses apoya su gestión colocandolo en la posición número 15 de mejor a peor.
Para el politólogo y exdiputado liberal, Eliseo Núñez esté lugar que ocupa el dictador Ortega es debido a las circunstancias del tiempo ya que la gente cree que el presidente se quedó. Por lo que eso genera, “una sensación en la población en que mejor me voy a la expectativa, y la expectativa sumada a la represión implica que de alguna manera preferís mantener el estatuto de los hechos (…) la combinación de eso permite que Ortega obtenga esos valores aún cuando estas hablando de un Ortega bien deteriorado”, manifestó.
La encuesta detalla que Ortega aumentó sólo el 3% con relación al ranking anterior, es decir, que solo el 24% tenía una buena opinión sobre su mandato, pero aún con ese “aumento” se perfila como uno de los presidentes peor evaluados por la población. Núñez, remarcó que aunque mejore en los números (…) en realidad es que Ortega no está mejorando y lo vemos en la economía, la protesta política de la población que aparentemente se normalizó”.
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Núñez insiste en que ese “mejoramiento” es una fotografía de lo que los ciudadanos transmiten para sentirse seguros, en el que hace énfasis que también refleja “el estado de estancamiento que quedó la lucha contra la dictadura (…) porque mucha gente se refugia en no opinar”.
En dicha encuesta se refleja la situación de 20 mandatarios de América y ocho de Europa, Asia y Australia. El presidente mejor evaluado en todo el mundo, con apenas siete meses de gestión, es el salvadoreño Nayib Bukele, seguido del mexicano Andrés Manuel López Obrador, el argentino Alberto Fernández y en una cuarta posición, el guatemalteco Alejandro Giammattei.
Por su parte, el exembajador de Nicaragua y politólogo Bosco Matamoros valora que el resultado de la encuesta significa que “Ortega no tiene ni siquiera una base social, menos política, para resolver los temas estructurales que enfrenta Nicaragua y la profundidad de la crisis sociopolítica”.
También, refirió que en Nicaragua ha habido el desplome de la gestión de Ortega porque “existe una desconfianza absoluta en las instituciones públicas y en las maneras como manejo Ortega esta crisis (…), es decir, la única forma de recuperarla es a través de un cambio institucional en el país”.
Ortega empezó a saborear el desprecio de la ciudadanía, de una forma más marcada, después del 18 de abril de 2018, cuando explotó una rebelión cívica encabezada mayoritariamente por estudiantes y pobladores de los barrios pobres de Managua. Después de iniciadas las movilizaciones, Ortega inauguró una matanza que acabó en un saldo sangriento de más de 325 muertos, centenares de presos políticos, más de 80 mil desplazados, universitarios expulsados, medios de comunicación cerrados y una cantidad todavía no precisa de desaparecidos.