Daban las nueve y media de la mañana de este miércoles, 27 de febrero y un grupo de banderas azul y blanco ondeaban frente al edificio de la Embajada de Nicaragua en Costa Rica. Los autoconvocados se plantaron frente las oficinas diplomáticas de Managua en San José para exigir la liberación de todos los presos políticos y mostrar, algunos, su inconformidad por el inicio de las negociaciones que llevarían a cabo los representantes de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y el régimen de Daniel Ortega.
El parlante se encendió y los asistentes entonaron las notas del himno nacional, de inmediato fue el inicio de una especie de catarsis necesaria para todos los asistentes. Las personas que apostaron frente a la sede diplomática habían huido del país por la brutal represión y luego persecución que habían sufrido desde el inicio de las protestas en abril de 2018. Sus exigencias no estaban para nada fuera de lugar, por ello se hicieron escuchar. “No al diálogo, no al diálogo” y “viva Nicaragua libre”, coreaban frente a una fila de nacionales que esperaban su turno para realizar sus gestiones migratorias y los miraban con atención.
“Queremos la libertad para todos los presos políticos de Nicaragua”. Luego leyeron un comunicado que contenía cinco puntos fundamentales, que para ellos, son necesarios cumplir antes del inicio de cualquier negociación. Como primer punto mencionaron la liberación de todos los presos y presas políticas, el devolver bienes confiscados a los medios de comunicación, restituir personalidad jurídica a las organizaciones no gubernamentales afectadas y dejar sin efectos los decretos de la Policía Nacional que prohíbe a los ciudadanos reunirse cívicamente.
Como segundo punto exigieron que el diálogo “tenga representatividad”, lo que según ellos se lograría incluyendo a los familiares de las víctimas asesinadas y detenidas, de los exiliados, estudiantes, movimientos sociales, campesinos y de los nuevos colectivos surgidos postcrisis. Como tercer punto, mencionaron como “elemento fundamental, que el diálogo tenga paridad. La mesa del diálogo requiere un equilibrio de representación eclesiástica, empresarial y social en relación a las instituciones del Estado”.
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Como cuarto punto, expresaron esperar que el proceso “tenga credibilidad y compromiso público previo a que los acuerdos asumidos en el diálogo sean efectivamente cumplidos. Por tanto, todas las partes en presencia deben de tener el acompañamiento internacional” y como quinto punto y final mencionaron que, “el (proceso de) diálogo debe de tener espontaneidad, permitir la práctica de las manifestaciones públicas cesando la acción o la ocupación policial desproporcionada de los espacios públicos y así desactivar el ambiente de intimidación y de represión”.
La manifestación autoconvocada se extendió hasta pasado el mediodía. Durante ese lapso, muchos asistentes expresaron su pensar sobre el inicio de las negociaciones con el régimen orteguista y la raquítica medida de dar casa por cárcel a 100 reos políticos encarcelados por protestar cívicamente, quienes habían empezado a ser liberados en horas de la mañana. “ Queremos decirles que mientras no sean anulados ninguno de esos perversos juicios, cada uno de nuestros compañeros y compañeras siguen siendo rehenes de esta dictadura”, dijo Mónica López Baltodano, miembro de la Articulación de Movimientos Sociales, capítulo Costa Rica (AMS CR).