La destitución de Ildefonso Agurcia como secretario de Federación Nicaragüense de Fútbol no es de sorprender, ni mucho menos el nombramiento de José María Bermúdez en este cargo. Prácticamente sacaron a un simpatizante abierto del partido de gobierno por alguien más confiable para las personas directamente vinculadas por la pareja presidencial.
En la realidad, el deporte, siempre ha tenido brazos estrechos con la política. En Nicaragua tenemos a Fidel Moreno, ferviente apasionado del fútbol, dueño del equipo más exitoso y costoso del país, el Real Estelí, el club de mayores recursos económicos de la competición nacional.
La influencia de Moreno llegó hasta la Primera División. Hace unos años se logró instaurar la Liga Primera, quien la preside su allegado José María Bermúdez, ahora también secretario de la Federación. No es secreto que la manutención del salario del gerente, su secretaria, equipo de prensa, diseñadores gráficos, editores, fotógrafos, se giran desde las instalaciones de la Alcaldía de Managua.
El objetivo con independizar la liga de Fenifut fue darle un toque más profesional, muy contrario a la mediocridad que hacía la Federación. En cierta medida lograron el objetivo, pero envueltos en la controversia de arbitrajes dudosos, sanciones escandalosas y permisos cuestionables que beneficiaban a clubes con directivos cercanos al secretario general y que incluso trabajan en la Alcaldía.
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Hoy en día la misma Fenifut no esconde su afinidad con el partido de gobierno, hasta alzan la bandera del FSLN, en las conferencias y ante todo esto se preguntarán ¿qué tanto poder ejerce el presidente Manuel Quintanilla dentro de la Federación? Su rol parece reducirse a una figura de relaciones públicas. El retorno de Bermúdez es un claro movimiento para tener un operario más confiable dentro del ejecutivo de este organismo deportivo.
Así que tampoco esperemos en los próximos partidos de la Selección Nacional la muestra de apoyo o el un minuto de silencio por los asesinados por la dictadura que tanto ha demandado la afición. Será muy difícil que los jugadores tengan el valor de desafiar a los que están en el poder y sus patrocinadores.
Más claro lo ha dicho su propio director técnico, Henry Duarte, quien admitió en varias ocasiones que está “muy agradecido” por la “ayuda” que ha tenido de Fidel Moreno, para sacar adelante a la selección, principalmente en competencias internacionales. Sin duda alguna un respaldo que fue notorio recientemente cuando Duarte fue renovado por dos años más con el conjunto nacional, pese a que no cuenta con el agrado de los miembros de la Federación, pero al parecer las decisiones de este tipo siempre son consultadas desde las oficinas del ALMA y no de Fenifut.
Ante esta situación, solo queda esperar que la FIFA, el máximo rector del fútbol mundial ponga más atención en lo que pasa en Nicaragua. Principalmente que indague la vinculación que tienen estos personajes políticos con la federación local, la cual debería ser apolítica, de lo contrario las sanciones estarían a disposición.
La fifa tiene la potestad de imponer sanciones. Inclusive desconocer a la federacion y sacarla de todos las competencias internacionales.