Durante las últimas semanas se ha hablado mucho sobre la reconciliación. El gobierno publicó un documento de más de 30 páginas en donde aborda sus estrategias para lograr e implementar casi por decreto la reconciliación entre los nicaragüenses.
Investigando sobre el tema y escarbando varios libros y artículos, logré descifrar al menos para mí, el significado de esta palabra.
Antes de continuar, les dejo un extracto de un artículo escrito por el pastor norteamericano Rick Warren.
“Hace cien años, existía la creencia popular de que si se pudiera educar al mundo, todas las guerras desaparecerían. Pero luego de dos guerras mundiales entre las naciones más cultas del planeta, ese ingenuo optimismo se desvaneció. Sin una transformación del corazón, la educación simplemente nos permite concebir modos más sofisticados de matarnos unos a otros. Hay muchas personas brillantes en prisión. Una mente culta no produce automáticamente un corazón pacífico. Lo que el mundo necesita desesperadamente es la reconciliación.”
Igual que el mundo, Nicaragua necesita reconciliación. ¿Pero qué significa esa palabra? A continuación lo explico:
La palabra reconciliación se deriva del latín “reconciliatio”, que puede traducirse como la “acción y el efecto de volver a unirse.”
Considerando este concepto, podríamos decir que para muchos de nosotros es imposible reconciliarse debido a que nunca hemos estado unidos al partido de gobierno, ergo, la acción se vuelve nula, sin sentido.
Otro pastor nos dice: “No hay reconciliación hasta que reconoces la dignidad del otro, hasta que ves su punto de vista, tienes que registrar el dolor de las personas. Tienes que sentir su necesidad.”
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Pregunto, ¿se ha reconocido la dignidad de 300 personas que fallecieron a causa de la represión? ¿O solo tienen dignidad para las 198 personas que el gobierno asegura que murieron?
Para finalizar, el arquitecto y escritor judío Simón Wiesenthal nos dice; “La reconciliación solo es posible sobre la base del conocimiento de la realidad.”
¿Qué realidad vivimos en Nicaragua? ¿Será posible una reconciliación bajo esta realidad?
Me quedo con las palabras de monseñor Leopoldo Brenes cuando dijo: “no puede haber reconciliación sin establecerse la verdad y la justicia”.