[vc_row][vc_column][vc_column_text]El caso Zeledón es una cuestión compleja de analizar. Desde el punto de vista psicológico, social y legal es una denuncia que ha creado serias consecuencias en el imaginario colectivo de la sociedad managüense, y que ha sido transmitido tanto en medios nacionales como internacionales.
Muchísimos usuarios, de forma anónima, en familia o declarando a los cuatro vientos y redes sus traumáticas experiencias han asumido sus historias de abuso sexual para sanar de una vez por todas. Aseguran sentirse inspirados por el coraje con el cual Cinthya Zeledón ha acusado a Néstor Tellería por violación. Acuerpada por casi todos los movimientos feministas del país, la campaña #YoTeCreoCinthya del colectivo #YoTeCreo (un grupo de comunicadores, periodistas y activistas feministas de ambos sexos) ha polarizado la opinión pública sobre este caso. Se puede considerar que se inscribe en la creciente oleada de denuncias por delitos sexuales desde la propia voz de los y las sobrevivientes que comparten sus raíces con el caso del productor de cine Harvey Weinstein.
Las violaciones conllevan afectaciones que, de ser expuestas, trascienden el binomio víctima-violador, ya que afectan a terceras personas tales como la familia, amigos y conocidos de ambas partes, afectando seriamente la percepción que tienen hacia ellos e induciéndoles a un debate moral y ético no exento de graves conflictos tanto internos como con la persona denunciada/denunciante.
Tradicionalmente, la psicología de la mujer ha sido relegada a un segundo plano. Y hasta hace muy poco se ha explorado cómo asumen la experiencia de violación personas de ambos sexos. La mayoría de investigaciones y revelaciones de experiencias de violación provienen de medios internacionales en inglés (como Buzzfeed) y en particular de blogs o estudios académicos que se apoyan en la ideología de género para iluminar cómo las relaciones sexuales no consensuadas (sea por vía oral, genital, anal, tocamientos, entre otros) afectan negativamente la mente de las personas.
El caso corre a cuenta de Alia Dominga Ampié, titular del juzgado Cuarto Local Penal de Managua, quien admitió la acusación del delito de Injurios y Calumnias que impulsa Néstor Tellería sin tomar en cuenta la acusación por Violación interpuesta por Zeledón.
“Estamos apoyando a una joven que denunció en las redes sociales y luego en las autoridades competentes la violación que sufrió a los 19 años”, dijo a periodistas Mirna Blandón, representante del Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua en septiembre del presente año.
Los medios nacionales han cubierto la noticia con más excitación por descubrir el desenlace a emitir por la judicial que por entender el fenómeno cibernético y social que se ha venido creando a partir de la denuncia.
Un terrible golpe que la cobertura periodística nacional ha dado a la campaña #YoTeCreo ha sido la presentación de supuestos mensajes de Facebook en donde Néstor Tellería chateaba de forma amigable con Cinthya Zeledón antes y después de la aducida fecha de la violación. Las redes sociales se han volcado en contra de Zeledón, mientras la campaña #YoTeCreo sigue resistiendo los embates sumando más usuarios que sí creen en su testimonio, y hasta están utilizando el marco propuesto por el Movimiento Autónomo de Mujeres.
No es extraño que, por negación de la realidad, prejuicios sobre la pureza sexual de las mujeres o temor de que el violador tome represalias, las víctimas continúen e incluso inciten el contacto con sus agresores. “El escándalo es el pecado”, parece ser su consigna. ¿Suena disparatado, absurdo, FALSO? Hay otras historias muy parecidas, como la de Natalia Antonova quien publicó en Vox.com porqué decidió continuar como amiga de su violador:
Éramos amigos: esa fue la ficción que creé para mí. Acabábamos de beber demasiado. Había sido “confuso”. Realmente no había tenido la intención de lastimarme. Olvídense de denunciar la violación: simplemente admitirlo a mí misma me hizo querer morir” (Antonova, octubre 2017)
Pero basta la menor señal de confusión de parte del sobreviviente de abuso para que gran parte de la sociedad se vuelque, furiosamente, en su contra. En la cobertura nacional, propiciada por medios como 100% noticias, el Canal 2 y la Nueva Radio YA apuntan a presionar para que la defensa presente las pruebas, pero consideran irrefutables los mensajes intercambiados entre Zeledón y Tellería para que se vuelquen a proteger a “un pobre hombre, le arruinaron la vida”. Mensajes de los cuales no se tiene certeza si fueron reales, o bien, si existieran no se ha dado cuenta de todo lo que sucedía en la vida real, la que no puede ser manipulada de ningún modo. Solo se ve una pequeña parte de los mismos ante los medios de comunicación, lo cual ya resulta sospechoso: no todo lo que sale en cámara es toda la verdad, queridos lectores.
Supongamos que, a como dijo Tellería, las relaciones sexuales se dieron en dos ocasiones: ¿Por qué invalidar los sentimientos de una mujer antes, durante o después del acto sexual? El hecho de que se dé una relación sexual no implica que haya sido satisfactoria para ambas partes, y desde hace rato se vienen denunciando casos de esposos violando esposas, hermanos violando hermanas, primos violados por abuelos, amigos de años abusando de la confianza de sus amistades para tocar sin permiso, y un sinfín de acontecimientos que tienen, curiosamente, comparten el más alto porcentaje de incidencia: el círculo familiar o de confianza.
“Él ya me había abusado. Él me había agredido. Ahora lo menos que podía hacer era compensarlo de alguna manera”, continúa el testimonio de Natalia Antonova, y cita a Argento, una de las víctimas del todopoderoso productor de Hollywood, Harvey Weinstein: ’Cuando lo veo, me hace sentir pequeña, estúpida y débil’.
“Conozco muy bien ese sentimiento. El asalto sexual lo engendra, y ser forzado a tratar bien a tu violador lo perpetúa. La culpa de saber que tu silencio pudo haber permitido a tu violador dañar a los demás se sienta como una losa de granito en tu pecho” asegura Antonova. Y así hay muchos testimonios más, pero que carecen de espacio porque nadie quiere escuchar como ese muchacho tan simpático que me sonríe desde la banca en realidad es un misógino que disfruta con dañar a las mujeres, o bien, el profesor de cuarto de primaria que vivía cerca de tu casa es un pedófilo, o el abuelo de mi vecina, quien me sentaba en sus rodillas cuando era pequeño, violaba a mi amiguita, o bien… Una cadena de paranoia que parece aislar a las mujeres de los hombres y que aterra los vínculos tradicionalistas y machistas a los que estamos acostumbrados.
No te voy a decir que le creás ‘solo porque sí’, pues los medios han sucumbido ante evidencias precipitadas, pero jamás se han planteado preguntas como las que yo dejo por aquí, y eso es ser facilista, tener poco dominio del tema y caer en el escándalo para generar rating. Así son los medios aquí, desafortunadamente.
Me gustaría finalizar señalando que, sino contás con una asesoría legal hábil y te peleás o desdeñás a los medios por no proyectar tu discurso tal y como lo redactaste, estás mal. Los medios, supuestamente, no operan como relaciones públicas. Sin embargo, transmiten mensajes que inciden directamente en la conciencia o ignorancia de la población a la que informan. Hay que tratarlos a como se debe: armas de doble filo, volubles ante la menor habladuría, dispuestos a volcarse a favor o en contra del denunciado/denunciante.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
Yo no le creo