[vc_row][vc_column][vc_column_text]Eduardo de Woodstock (1330-1376), Duque de Cornualles, Príncipe de Gales, y Príncipe de Aquitania, fue mejor conocido con el sobrenombre de “El Príncipe Negro” (The Black Prince) por el color negro de la armadura que siempre lucía.
Eduardo de Woodstock fue hijo primogénito del rey Eduardo III de Inglaterra y de su esposa, la condesa Felipa de Henao. Eduardo III accedió al trono inglés en 1327 y murió en 1377, un año después del fallecimiento prematuro del Príncipe Negro en 1376.
Al morir Eduardo III la corona inglesa recayó en su nieto Ricardo, hijo de Eduardo, ¨el Príncipe Negro¨ y de su esposa Juana de Kent, quien era el heredero legítimo en la línea sucesoria para acceder al trono inglés. Ricardo contaba a la sazón con 10 años de edad por lo que fue moldeable en las manos de la familia real. Ricardo fue conocido en la historia con el nombre de Ricardo II.
En 1397, Enrique de Lancaster, primo hermano de Ricardo II, lo depuso y usurpando el trono se proclamó rey con el nombre de Enrique IV. Ricardo II fue el último rey de la dinastía de los Plantagenet. Su reputación póstuma en gran parte se debe a la obra homónima de William Shakespeare, donde se le describe como un gobernante tiránico. Los historiadores modernos no aceptan enteramente esa interpretación, pero tampoco exoneran a Ricardo de ser el causante de su propio destronamiento.
Muchos consideran a Eduardo, ¨El Príncipe Negro¨, como el hombre que pudo reinar en Inglaterra. De haber reinado ¨el Príncipe Negro¨, Inglaterra hubiera consolidado una dinastía firme en manos de un rey capaz y popular, que había demostrando sus habilidades guerreras y su capacidad estratégica en batallas como Crécy (1346) y Poitiers (1356).
En esas dos famosas batallas jugó un papel destacado el ¨Long Bow¨, el famoso ¨arco largo¨ inglés cuya cadencia de tiro oscurecía el cielo con nubes de flechas que desmoralizaban a los hombres, espantaban a los caballos de las tropas contrarias, y diezmaban las huestes enemigas.
Shakespeare menciona al Príncipe Negro en su obra Ricardo II y lo vuelve a mencionar en su obra Enrique V. A propósito de esta obra de Shakespeare, les recomiendo ver la película Enrique V (1989) producida por Bruce Sharman, dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, y coprotagonizada por Emma Thompson y Christian Bale, entre otros.
La película destaca la batalla de Agincourt, que se saldó con una inesperada victoria de los ingleses sobre las tropas francesas en el otoño de 1415, en el transcurso de la Guerra de los Cien Años. En Agincourt los ingleses aniquilaron a la flor y nata de la caballería francesa a pesar de estar en desventaja en una proporción de 1 a 5, gracias al empleo del “Long Bow”.
Deben escuchar la arenga de Enrique V a sus soldados, a los que llama ¨band of brothers¨. Escuchen también el bello himno ¨Non nobis Domine¨ entonado por lo soldados ingleses al concluir la batalla de Agincourt y conocer que ¨el día les pertenece¨. La letra, ¨Non nobis Domine, non nobis, sed Nomine Tuo da Gloriam¨ (¨Nada para nosotros Señor, nada para nosotros, todo sea para la gloria de tu nombre¨) fue el lema de la Orden de los Caballeros Templarios.
La figura de “El Príncipe Negro” se ha proyectado como la de un héroe protagonista de muchas aventuras épicas figurando en numerosas obras literarias y teatrales, en cortometrajes, series, documentales, videos y películas, donde se presenta al personaje como una mezcla idealizada de realidad y ficción.
En literatura, por ejemplo, Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) menciona al Príncipe Negro en sus obras ¨La Guardia Blanca¨ y ¨Sir Niegel¨. El Príncipe Negro es mencionado también en ¨David Copperfield¨, de Dickens (1812-1870). Así mismo, se le menciona en ¨El caso de Charles Dexter Ward¨, de H.P. Lovecraft (1890-1937). Igualmente, se le menciona en varias novelas, entre las que destaca ¨Un mundo sin fin¨ (2007), la segunda parte de la novela histórica ¨Los pilares de la tierra¨ (1989), del escritor británico Ken Follett.
En escultura, hay una estatua ecuestre de bronce del Príncipe Negro en la plaza Leeds, West Yorkshire, zona norte de Inglaterra, que fue levantada en 1903 y cuyo autor fue Thomas Brock. También está la estatua yacente, de bronce, en la tumba del Príncipe Negro, en Canterbury, obra de Jean Orchard.
En pintura, hay un cuadro “El Príncipe Negro en Crecy”, obra de Julian Russell Story, en formato grande muy detallado donde aparece Eduardo, El Príncipe Negro, con su armadura negra, en pie tras la batalla sobre un rey enemigo vencido, Juan de Bohemia.
En cine, existen varias versiones del Príncipe Negro destacando el filme clásico ¨The Dark Avenger¨, estelarizado por el recordado actor Errol Flynn (1909-1959), donde se trata de liberar al pueblo de Aquitania del cruel dominio de Francia.
Les recomiendo ver la película ¨A Knight’s Tale¨ (2001) (Corazón de caballero, traducción latinoamericana). Una película estadounidense escrita y dirigida por Brian Helgeland y protagonizada por Heath Ledger (1979-2008), ganador del Oscar 2008 al mejor artista de apoyo por su rol como el ¨El Guasón¨ en ¨The Dark Night¨ (Batman).
El escudero inglés William Thatcher (Heath Ledger) decide sustituir secretamente en los torneos de justas al caballero al que sirve, luego que éste muere. Tatcher es un pobre campesino que con ayuda de sus amigos Wat (Alan Tudyk) y Roland (Mark Addy) se inventa el nombre y título de nobleza de Sir Ulrich von Lichtenstein, para competir en un antiguo deporte que en la Edad Media solo era permitido a la alta aristocracia. A partir de ese momento rivalizará con el conde Adhemar de Anjou (Rufus Sewell) y se enamorará de una doncella llamada Jocelyn (Shannyn Sossamon).
Ulrich (William), es denunciado públicamente por Adhemar, por su origen humilde y es colocado en el cepo. Entonces aparece Eduardo ¨el Príncipe Negro¨, con quien Ulrich había lidiado anteriormente en una justa y le había simpatizado su conducta leal de verdadero caballero. El Príncipe Negro ordena la libertad inmediata de Ulrich y lo nombra Caballero usando el verdadero nombre de ¨Ulrich¨: Sir William. Con ello, queda superado el último obstáculo para que William luche en la justa con Adhemar, a quien derriba del caballo en el encuentro con la lanza, venciéndole de manera inobjetable.
El mensaje principal de la película es que la identidad es una forma de ser que no tiene que ver con el nombre ni el origen, sino con la actitud; que una persona determina quién es, por el modo en que actúa en la vida, y no por su nombre. Otro mensaje es sobre el valor de los sueños y la esperanza de lograrlos mediante la lucha inquebrantable.
La vida enigmática de Eduardo se refleja incluso en su muerte, ya que con instrucciones suyas se grabó en su tumba, en la Catedral de Canterbury, un misterioso epitafio que evoca la fugacidad de la vida y la crudeza de la muerte, y que textualmente dice:
¨Tal como tú eres, un día fui yo./Tal como yo soy, algún día serás tú./
Poco pensé en la hora de mi Muerte /Mientras me quedaba aliento. /
En la tierra poseí grandes riquezas/Tierras, casas, grandes tesoros,/ caballos, dinero y oro./Ahora, un miserable cautivo soy,/ Aquí yazgo bajo tierra./ Mi gran belleza, toda ella se marchitó./ Mi carne hasta el hueso se consumió.
El epitafio de la tumba del Príncipe Negro provoca entre los lectores un sabor amargo y la impresión de que todo termina con la muerte. Permítanme, pues, contraponerle la frase que aparece en el frontispicio del Cementerio General de Managua: ¨LETUM NON OMNIA FINIT (“La Muerte no es el Final de Todo”). Con esta frase queda abierta la puerta a la esperanza que los cristianos tenemos en la resurrección, como nos lo prometió Jesucristo según los evangelios.
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